Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

miércoles, 6 de mayo de 2015

Federico Calandria: Un antihéroe moderno




Entrevistamos a Federico Calandria (1976), diseñador gráfico e ilustrador argentino, que incursiona en el arte a través de diferentes ramas: pintura, dibujo, cómic, arte urbano, entre muchas otras expresiones de van lo clásico a lo contemporáneo.


Por Camila Reveco
Periodista cultural con especialidad en artes plásticas
camilareveco.mza@gmail.com
Argentina

De forma comprometida y aguda, el artista argentino, nacido en la provincia de Mendoza, Federico Calandria (1976) expresa su opinión sobre el arte contemporáneo, la censura y el hombre moderno, siempre enfrentado a sus propias contradicciones y luchas internas inagotables. 

Crítico e interpelador con la sociedad, el ilustrador comunica de forma clara y con sensibilidad en cada uno de sus trabajos, nuestras debilidades y reluce el antihéroe ineficaz y desgraciado, débil y frívolo -y en definitiva tremendamente ordinario- que todos tenemos dentro.




-¿Cuáles con los artistas o movimientos que más lo han influenciado?
-Me gusta el arte en general. Puedo disfrutar de las obras clásicas de Picasso, Magritte, Pollock, Warhol, Bacon, Berni, Carlos Alonso, Basquiat, Lucian Freud entre otros. Aprendo de distintos movimientos artísticos y de lo contemporáneo me interesa la ilustración, el cómic, el movimiento de arte urbano, el diseño. También me nutro del cine, la música, la literatura, el internet, la vida cotidiana y la cultura popular. Cada día surgen artistas nuevos, hay mucha gente haciendo cosas interesantes.


-El hombre moderno tiene una manera diferente de percibir la realidad ¿Cómo se refleja esto en al arte? 

-El hombre moderno está híper estimulado y saturado de percepciones. Vive sumergido en una realidad que lo mantiene en una carrera desenfrenada hacia el progreso material. Se le hace muy difícil detenerse a pensar que está haciendo y porqué. Está en un estado de inercia que lo empuja hacia adelante y no puede frenar. Esto sumado a la sobrecarga de información, la manipulación constante de la publicidad y los medios de comunicación, se genera en las personas una percepción de la realidad que es sólo un espejismo. Por eso creo, se vive de una manera tan disconforme y sin entender los motivos. La vida del hombre moderno pasa frente a una pantalla: de televisión, de computadora, de cine, de celular, etcétera. Poco a poco su mundo se va volviendo virtual y eso lo aleja de su esencia: de su ser real y concreto. Deja de lado su espíritu y lo va suplantando por objetos o realidades ficticias. Dentro de este marco me interesa que el arte movilice. Que genere algo en el espectador, que lo haga llorar, reír, hacerlo pensar, reflexionar. Que le llegue a la médula.

-¿En qué cree que reside la experiencia del arte contemporáneo?

-El arte contemporáneo está en una etapa donde cada vez hay menos parámetros. Pareciera que todo vale, que todo puede ser considerado arte. Todo se recicla, se remixa y se reorganiza. Esto genera mucho ruido y confusión. Hay cosas que se muestran como novedosas y que en realidad fueron vistas hace muchos años atrás. Hay cosas que no aportan nada revolucionario pero por otro lado, son obras muy personales e interesantes. Hay algunas obras novedosas y también hay mucha pose con poco contenido. Hay de todo y todo está mezclado. Y si bien existe la sensación de que está todo inventado, no creo que sea tan así. Me parece que hay cosas por hacer y algo nuevo tendrá que llegar. Creo que lo más interesante está en pleno desarrollo y está ligado a las nuevas tecnologías: informática, internet, realidad virtual, multimedia, robótica, interactividad, entre otras. 


-¿Qué condiciones reúne entonces una obra contemporánea?
-Creo que para que sea contemporánea una obra, más allá de la técnica que se use es importante que refleje el espíritu de la época y que el artista sea sincero con él mismo y con lo que está expresando: sea a través de una pintura al óleo, una animación digital, una instalación, lo que fuere. Pueden ir cambiando las técnicas, los formatos, las tecnologías pero la esencia del arte no cambia: va a ser siempre la misma. Si el artista está conectado con lo que está pasando y con sí mismo, sus obras serán coherentes y absolutamente contemporáneas.

-El hombre es moderno pero sigue teniendo prejuicios. ¿Por qué cree que -en pleno siglo XXI- existe la censura en el arte?
-Me parece que estamos entrando en una nueva era de la humanidad, -más abierta y evolucionada- pero lo de ahora es sólo la transición hacia esa nueva etapa. Hay personas que aún mantienen la mentalidad de siglos pasados ligada a la censura, el miedo y la discriminación. Nos falta terminar de evolucionar en algunos aspectos. Se ve por un lado a la desnudez como algo malo y pecaminoso y por otro, de forma paralela, se naturaliza y se permite la violencia. La televisión de la tarde lo demuestra: no se verá sexo pero si se pasan películas de guerra o brusquedad en las más variadas formas. En los diarios las notas que encabezan los ranking de "lo más leído" son de temática sexual, de escándalos mediáticos o de temas morbosos. El programa más visto de la TV es el de Marcelo Tinelli, que gira en torno al baile del caño: un cabaret público y abierto a toda la familia. Vivimos envueltos en una sociedad con doble moral que genera confusión, culpa, represión, violencia.



-¿Lo han censurado?
-Fui víctima de censura en el "Salón Bienal Vendimia" en el 2008 por mi obra "Yo te agredo, tu me agredes, nosotros nos agredimos", una especie de glosario de improperios característicos de nuestra cultura. Ganó una mención del jurado, fui a la inauguración y hasta ahí todo bien. Después, a los días me entero por una profesora de arte que había llevado a sus alumnos a la exposición, que la obra había sido retirada y la habían puesto en un cuarto aparte a oscuras y con la puerta cerrada -junto con un cuadro de Andrés González que mostraba un hombre desnudo-. Fue la directora de ese entonces del "Centro de Congresos y Exposiciones" de San Rafael quien había dado la orden de retirarlas por ofender el "buen gusto". Gracias al apoyo de artistas y de los medios las obras salieron de ese cuarto y volvieron al salón original. Todavía hay gente con mentalidad muy retrógrada, gente con miedo a la libertad de expresión, a lo nuevo, a lo distinto.

-¿Nos puede describir el trabajo "Esteroides" que eligió para ilustrar esta nota?


-La obra es un cómic que cuenta una historia con imágenes. Una persona que empieza a tomar esteroides para tener un cuerpo más musculoso y exagera tanto su consumo que se deforma de tal manera que parece un cerebro gigante. El absurdo es como preocupándose sólo por sus músculos llega a "parecer" inteligente. Es una sátira de la sociedad que pretende hacernos creer que lo importante es el físico y las cosas materiales, dejando de lado el cultivo de nuestro interior y preocupándose solamente por el aspecto externo. El dibujo original es a lápiz, tamaño A4. Luego fue editado y pintado digitalmente. Llegué al resultado a partir de la observación de las formas, la comparación y la búsqueda de similitudes formales, básicamente relacionando ideas. En la naturaleza, si vemos con atención, siempre encontramos patrones formales similares: una nuez y un cerebro, las venas y los ríos, hay muchos otros ejemplos. En distintas escalas y órdenes siempre hay formas similares que a mí me gustan y disfruto descubrirlas. Si a estas relaciones se le agrega además un concepto se pueden conseguir ideas interesantes.

Pensar en el arte
-¿Cuál es su postura con respecto a ¨lo ideológico en al arte¨?
-El arte puede estar cargado de ideología, es un recurso para hacer reflexionar y pensar. El tema es cuando la ideología se transforma en el centro y se deja de lado lo artístico volviéndose demasiado panfletario y se vuelca más por el lado de la propaganda que del arte en sí. Es bueno que el artista no esté atado a nada, que sea libre, que no responda a un superior que le diga que tiene que hacer o decir. Yo vivo el arte como si fuera un combate, una lucha constante contra la degradación en que vivimos, pero siempre tratando de moverme con la máxima libertad posible. Mi forma de hacer política es a través del arte, el compromiso es conmigo mismo y las obras que hago son mi aporte transformador a la sociedad. El arte debe replantearse todo el tiempo, experimentar, variar los puntos de vistas, desestructurarse, desarmarse, buscar nuevas formas e ideas. La ideología puede atarlo y quitarle esa libertad. Si me parece bien que el artista esté comprometido con el entorno en que se mueve y no se encierre sólo en su taller y se aísle del mundo. Es necesario que sepa que está pasando, que se relacione con la gente, que interactúe con otros artistas, que genere ideas y obras que puedan ayudar a mejorar este mundo enloquecido. 



-¿Cuál le parece que es la frontera entre el arte ¨verdadero¨ y la mera ocurrencia? 
-A veces entre tantas propuestas el límite es muy difuso. Para mí no cualquier idea tiene el carácter de obra de arte. No creo que sólo porque algo sea original, creativo o lindo merezca ese calificativo. Por ejemplo: combinar un zapallo, un reloj, una canoa, atarlo con papel higiénico, prenderlo fuego y hacer una instalación, puede ser una propuesta que nadie haya hecho jamás, pero eso no quiere decir que sea arte. La obra debe reunir muchas otras condiciones.




-¿Cómo cuales?
-La obra debe ser cien por ciento sincera. Que a la hora de crear, el artista tenga una inquietud interna real que lo movilice a hacer la obra, que no esté pensando en vender o en llamar la atención. Lo artístico es la traducción al idioma humano de alguna armonía universal que aún no terminamos de conocer de que se trata. Igual entramos en terrenos relativos. Siempre termino diciendo "esta obra me gusta", "ésta no", y trato de evitar los juicios de valor porque al fin y al cabo nadie tiene la única verdad.

-La galería promueve y el museo consagra. ¿Qué opina?
-Las galerías se mueven al ritmo de la oferta y la demanda. Promueven a sus artistas porque los beneficia para poder hacer su negocio, ya que viven de la venta de obras. Hay galerías para todos los estilos y gustos, uno sabe que si accede a ese circuito se está exponiendo. El objetivo final va a ser vender. Una galería te puede llevar "para arriba", pero a veces el costo es grande: se tiene que resignar mucho a nivel artístico. Tal vez llegar a los museos sea más prestigioso porque está fuera del negocio del arte. Pero una vez más… es relativo determinar si esto tiene que ver con la consagración. Muchos grandes artistas no han pasado por galerías ni museos y ni la historia incluso se acuerda de ellos.



-¿Qué será entonces, lo verdaderamente importante? ¿Por dónde pasa la "trascendencia? 
-Creo que el verdadero éxito no pasa por vender mucho o por exponer en una galería o un museo. Pasa más que nada por lograr algo trascendente a nivel artístico. Lograr una transformación personal y del entorno a través del arte, generar evolución y crear algo personal que ayude a dar un empujoncito hacia adelante, poder construir una mejor humanidad. Reflejar y reflexionar sobre lo que somos, expresar nuevas ideas, criticar, proponer, hacer, emocionar, elevar, transformar. Por supuesto que si se vende y se logra reconocimiento mucho mejor. Eso te va a dar la posibilidad de poder crecer, mejorar en calidad de materiales, viajar, poder dedicarle más tiempo al desarrollo de tu propuesta. Pero siempre y cuando no haya que entregar el alma a cambio.

-¿El arte contemporáneo es un arte difícilmente accesible? ¿Implica cierta iniciación por parte del receptor?
-Sí, en general necesita que el receptor se informe y maneje algo de cultura y de conocimientos de arte. Es necesario que no se quede en el prejuicio y que se abra a las nuevas propuestas para tratar de entenderlas y valorarlas. Mientras más cultura general tenga el espectador más posibilidades de apreciar la obra tendrá, y de forjar por supuesto su propio criterio. Podrá estar frente a una pintura y relacionarla con otras, darse cuenta que es realmente bueno y que no tanto, que es original y que no, . valorará las influencias del artista, el contexto en que se desarrolla, la técnica que maneja -y si está bien aplicada-, entre tantos otros aspectos.




Elecciones
-Si tuviera que elegir solo una pintura que siempre le haya causado profunda admiración ¿cuál elige y por qué? 

-"El Jardín de las delicias". Se trata de un tríptico realizado por el artista holandés Hieronymus Bosch -más conocido como "El Bosco"- realizado por el 1500 aproximadamente. Siempre me fascinó y desde muy chiquito por la cantidad de personajes, monstruos, situaciones surrealistas y bizarras, paisajes extraños, animales gigantes, destrucción, sexo, demonios, mutantes. ¡Más que suficiente para captar la atención de un niño! Hasta el día del hoy me sigue fascinando... Está cargada de simbolismo y tiene numerosos detalles para detenerse. Además de su exquisita realización técnica y compositiva, por supuesto. Si observamos distinguimos a la perfección tres paneles. El panel izquierdo se llama simplemente "El paraíso". Presenta una situación de aparente calma y armonía, pero si se mira bien hay elementos que presagian el caos que está por venir. El panel central es propiamente "El jardín de las delicias". Representa una situación lujuriosa y desbordada, repleta de símbolos, una especie de auge y descontrol de la civilización abocada pura y exclusivamente a los placeres de los sentidos. Por último, el panel derecho, lleva el nombre de "El infierno". Es lo que resulta de tanto exceso. Hay sufrimiento, situaciones angustiantes y reina un clima oscuro y surrealista. En el fondo incluso puede verse una ciudad incendiada representando la decadencia de toda una civilización. "El Bosco" es un artista que siempre llamó mi atención por tener un estilo muy personal y adelantado para su época. Su pintura es profundamente psicológica, de estilo grotesco, y sirvió de influencia para varias corrientes artísticas de siglos posteriores.


Sobre el artista:

Federico Calandria nació el 23 de noviembre de 1976. Vive en Mendoza y tiene una hija (Juana). Es Diseñador Gráfico, ilustrador y artista plástico. Egresó de la UnCuyo.

Sus gustos:

Un libro: "Ficciones", de Jorge Luis Borges
Una película: "El viaje de Chihiro" de Hayao Miyasaki (2001)
Un hobby: Jugar al fútbol

Contacto:




La entrevista se publicó en el suplemento de Cultura de Diario Los Andes (Mendoza-Argentina) 



No hay comentarios:

Publicar un comentario