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martes, 17 de enero de 2017

Carlos Manuel Salazar Ramírez: “Nunca se ha pintado tanto, ni con tanta calidad”



El pintor costarricense se refiere en esta entrevista a sus inicios vinculados desde niño a su vocación inclaudible por las artes plásticas. Interpelador, reflexiona sobre el escenario del "arte contemporáneo". "Ya no son vanguardia", dice.
 Por Camila Reveco

Periodista cultural con especialidad en artes plásticas 
camilareveco.mza@gmail.com 
Argentina

El arte y la cultura de Costa Rica es muy rica y variada. La pintura, en particular, comenzó a manifestarse ampliamente en ese país a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Justamente es en el año 1897, que se funda la Escuela Nacional de Bellas Artes, lo que generó la prosperidad de esta expresión plástica. En ese momento de la historia se destacaron pintores de la talla de Ezequiel Jiménez Rojas, Wenceslao de la Guardia y Enrique Echandi.

Más adelante, en el siglo XX, surgieron artistas como Francisco Zúñiga, Teodorico Quirós, Francisco Amighetti, Rafa Fernández y Margarita Bertheau que supieron forjar una identidad propiamente costarricense valiéndose del aporte de las técnicas europeas que se habían heredado.
A partir de allí muchos otros lograron trascender y mostrar su arte más allá de las fronteras.
La nueva camada de creadores costarricenses está llena de vitalidad y fuerza; y en esta oportunidad, nos vamos a acercar al trabajo del dibujante y pintor Carlos Manuel Salazar Ramírez, nacido en el año 1954 y formado en la Casa del Artista, una reconocida escuela que comenzó su labor en la década del 40 y que a nuestro artista le sirvió de base para desarrollar su carrera.
Carlos más tarde profundizó sus estudios en Florencia, Italia y tras haber estado durante siete años recorriendo Europa, decidió regresar a su país natal. Desde allí, trabaja actualmente una obra que tiene algo de surrealismo y mucho de ilustración.






miércoles, 4 de enero de 2017

Premio Nacional de Pintura del Banco Central: Un jurado mediocre premiando a "artistas" mediocres



Rafael Cippolini, Oscar Smoljan, Silvia Gurfein, entre otros; son el jurado integrado por artistas -que premian trabajos pobrísimos, como los que hacen ellos- y por funcionarios públicos en representación del establishment. El fascismo cultural.

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) inauguró la muestra de su IX Premio Nacional de Pintura 2016 en el Museo Histórico y Numismático José E. Uruburu (h).



Durante la ceremonia se anunciaron los ganadores de las diferentes categorías y estuvieron presentes autoridades del Banco Central y diversas personalidades de la cultura y otros ámbitos. Este año, el BCRA otorgó el galardón en la categoría Gran Premio Homenaje al maestro Julio Le Parc por su obra “Mobile Bleu Sur Blanc” 1960/1995. Como cada uno de los anteriores Premios Homenaje, pasará a formar parte del patrimonio del Banco Central.

 "Sin título"
Primer Premio en categoría “Jóvenes” a la obra de Agustina Quiles 
(protegida por un vidrio; al igual que la Mona Lisa)


He aquí otro concurso de pintura que pasará sin pena ni gloria... Un rejunte de cosas desprolijas y reiteradas hasta el hartazgo.
Eso de manchar la tela con cierto descontrol motriz, tan propio del expresionismo abstracto de los años 50 del siglo XX, ha calado tan hondo que los jóvenes (y los no tanto) siguen repitiendo una formula construida primero por Vasili Kandinsky y perfeccionada luego por Jackson Pollock (por nombrar sólo a dos).
Nada que denote algún tipo de esfuerzo, esa mala palabra devaluada en nuestra cultura y que odian los seudo artistas contemporáneos del siglo XXI. Aparecen los curadores para decir que los trabajos premiados son "potentes", "tienen fuerza", o son "desestabilizadores"... ¿A quien quieren seguir engañando?
Asumo que no estoy desprestigiando ninguna "obra contemporánea" porque simplemente esto no es arte; lisa y llanamente, por lo tanto no hay nada que "desprestigiar".
Denuncio públicamente lo que muchos opinan -pero callan- porque en el circuito del arte se estableció la idea de que si a uno no le gusta lo que ve expuesto o le parece un chiste, es porque "no entendés nada", como te dicen con arrogancia abriendo sus libros de "arte contemporáneo".
Son muchos los artistas jóvenes que ingenuamente siguen participando en estos certámenes con la vaga esperanza de ser premiado justamente por su esfuerzo y capacidad creativa. Pero no.
Las propuestas de Alfredo Prior, Joaquín Boz, Verónica Calfat y Graciela Hasper son prácticamente iguales; manchas van y manchas vienen, cuadraditos y rayas, chorreados... ¿No se van a cansar de hacer lo mismo o copiar lo que hicieron otros? Al menos Carlos Masoch -que obtuvo una mención- lo intenta y eso, dentro de este marco, es importante...
Pero lo que les reconozco es la persistencia a todos y cada uno en ser parte del snob y la frivolidad que implica estar dentro del circuito que auto-denominan "arte contemporáneo".
Son los mediocres quienes hoy ocupan el poder, y deciden qué premiar, qué tiene valor, quien puede ser o no "artista", inventan menciones para amigos y reparten grandes cantidades de dinero que todos pagamos a través de los impuestos.
Se ofenden si reciben críticas porque se creen intocables, no soportan que les digan lo farsantes que son, y repiten hasta el cansancio: "¡Todo es arte!" para justificar la total falta de juicio y sentido común. 
Hay algo que me parece importante recordar: sabemos que de esto nada quedará y que el devenir apartará lo superfluo. Este tiene que ser el momento de decir: "¡Basta de tanta farsa!". A los verdaderos artistas les queda resistir con sus obras de arte; los comunicadores seguiremos divulgando talentos y también, por supuesto, denunciando la mentira.